Banco cuyos estatutos fueron aprobados por el Congreso de EE.UU. en 1791.
Lo concibió Alexander Hamilton para pagar las deudas que dejó al país la guerra de independencia de los Estados Unidos de América y proporcionar una moneda estable. La medida, a la que Thomas Jefferson se opuso, originó un extenso debate acerca de su constitucionalidad e impulsó la evolución de facciones partidarias y opositoras, que se convirtieron en los primeros partidos políticos estadounidenses: el Partido Federalista y el Partido Republicano-Demócrata. El banco nacional cumplió un papel inesperado, pero no menos beneficioso, porque impidió que las instituciones bancarias de los estados concedieran préstamos en exceso, limitación que para algunos constituyó una ofensa a los derechos de los estados. Entre tanto, los populistas agrarios lo vieron como una institución de privilegios y riqueza, enemiga de la democracia y de los intereses de la gente común. El antagonismo se intensificó hasta tal punto que en 1811 no se pudieron renovar sus estatutos. La crítica llegó a su apogeo durante el gobierno del pdte. Andrew Jackson, quien encabezó a los opositores en la larga lucha conocida como la guerra de los bancos. Sus estatutos expiraron en 1836. Su reorganización como Banco Nacional de Pensilvania puso término a su tutela sobre los bancos privados.
Enciclopedia Universal. 2012.