(23 ago. 1754, Versalles, Francia–21 ene. 1793, París).
Último rey de Francia (1774–92) de linaje borbónico que precedió a la Revolución francesa. En 1770 se casó con María Antonieta, y en 1774, a la muerte de su abuelo, Luis XV, accedió al trono. Inmaduro y sin carácter, fue incapaz de dar el necesario apoyo a sus ministros, entre ellos Anne-Robert-Jacques Turgot y Jacques Necker, en sus esfuerzos encaminados a equilibrar las inestables finanzas de Francia. La restauración de los parlamentos en 1774 desplazó el poder hacia la aristocracia. La oposición aristocrática a las reformas económicas de Charles-Alexandre de Calonne forzaron a que en 1788 convocara a los Estados Generales, lo que dio inicio a la Revolución. Dominado por la facción cortesana reaccionaria, defendió los privilegios del clero y la nobleza. Destituyó a Necker en 1789 y rehusó sancionar los acuerdos de la Asamblea Nacional. Su resistencia a las demandas populares fue una de las causas del traslado forzoso de la familia real desde Versalles al palacio de las Tullerías en París. Perdió aún más credibilidad cuando intentó escapar de la capital en 1791 y fue capturado en Varennes y regresado a París. A partir de entonces fue dominado por la reina, quien lo alentó a que, por medio de subterfugios, eludiera la puesta en vigor de la Constitución de 1791, que había jurado mantener. En 1792 el palacio de las Tullerías fue tomado por el pueblo y la milicia, y se proclamó la Primera República francesa. Cuando se descubrieron pruebas de sus intrigas contrarrevolucionarias con extranjeros, fue enjuiciado por traición. Condenado a muerte, fue guillotinado en 1793. En cierto modo, su reputación quedó compensada por la dignidad con que enfrentó el juicio y su ejecución.
Enciclopedia Universal. 2012.