Lenguas habladas por los habitantes originarios de las Américas y las Indias Occidentales y por sus descendientes actuales.
Estas lenguas poseen una diversidad estructural extraordinaria y los intentos de unirlas en un pequeño número de agrupaciones genéticas no han tenido aceptación general. Antes de la llegada de Colón, una población estimada de dos a siete millones de habitantes hablaba más de 300 lenguas diferentes en el territorio situado al norte de México. Actualmente, existen menos de 170 lenguas, de las cuales la gran mayoría las hablan con soltura sólo los adultos mayores. Un reducido número de familias de lenguas que se extendieron ampliamente (algonquinas, iroquesas, sioux, muskogeanas, atapasco, utoaztecas, salish) dan cuenta de muchas de las lenguas del este y del interior de América del Norte, aun cuando el lejano oeste fue una región de extrema diversidad (ver hoka; penutias). Se estima que en México y en el norte de América central (Mesoamérica), alrededor de 15 a 20 millones de personas hablaban más de 300 lenguas en la época precolombina. Las grandes familias otomangue y maya, más una lengua única, el náhuatl, compartían Mesoamérica con muchas familias pequeñas y lenguas aisladas. Más de 10 de estas lenguas y grupos de lenguas todavía cuentan con más de 100.000 hablantes. América del Sur y las Indias Occidentales tenían una población precolombina estimada en 10 a 20 millones de personas, que hablaban más de 500 lenguas. Las familias de lenguas importantes incluyen el chibcha en Colombia y sur de América central, el quechua y el aymara en la región andina, y las lenguas arawak, caribes y tupí-guaraníes en las tierras bajas del norte y centro de América del Sur. Con la excepción del quechua y del aymara, que cuentan con alrededor de 10 millones de hablantes, y del tupí-guaraní, actualmente la mayoría de las lenguas indígenas sudamericanas que subsisten tienen muy pocos hablantes y algunas encaran cierto grado de extinción.
Enciclopedia Universal. 2012.