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Rápida afluencia de buscadores de fortuna a las nuevas minas de oro recién descubiertas.
El primer descubrimiento importante tuvo lugar en 1848 en California, cuando John Marshall, carpintero que construía un aserradero para John Sutter, encontró oro. En un año, unos 80.000 "forty-niners o aventureros se habían congregado en los yacimientos de oro y ya en 1853 la cifra había aumentado a 250.000. Algunos campamentos mineros se convirtieron en asentamientos permanentes y la demanda de alimentos, vivienda y materiales estimuló la economía del nuevo estado. A medida que resultaba más difícil extraer el oro, las empresas mineras y los métodos de extracción mecánicos reemplazaron a las personas. La fiebre del oro ocurrió también, en menor escala, en Colorado (1859, 1892), Nevada (1859), Idaho (1861), Montana (1863), Dakota del Sur (1876), Arizona (1877) y Alaska (1898) y determinó la colonización de numerosos lugares; cuando las vetas de oro eran pequeñas, los asentamientos se convertían en ciudades fantasmas. En mayor escala, también hubo fiebre del oro en Australia (1851), Sudáfrica (1886) y Canadá (1896). See also fiebre del oro de Klondike.
Enciclopedia Universal. 2012.