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(Royaume de Belgique, Koninkrijk België)
► Estado de la Europa occidental atlántica. Limita con los Países Bajos al N, Alemania y el Gran Ducado de Luxemburgo al E, Francia al S y el mar del Norte y Francia al O. Su extensión es de 30 528 km2 con un total de 10 241 600 h. La capital es Bruselas. La moneda oficial es el euro y la religión mayoritaria, el catolicismo. Los idiomas oficiales son el francés, el neerlandés y el alemán. Su territorio es un conjunto de llanuras y mesetas abiertas a la costa atlántica, con un litoral rectilíneo de apenas 70 km de longitud. Destacan tres unidades morfológicas: la baja Bélgica, formada por una llanura de poca altura y un estrecho cordón de dunas en la costa; la acción humana la ha transformado totalmente, convirtiendo un paisaje insalubre de landas y pantanos y una costa de progresivo hundimiento, en una zona apta para la agricultura; la llanura interior, algo más elevada, forma un paisaje de bocage. La Bélgica media es un altiplano con una altura que no supera los 300 m y que acaba en la depresión de los ríos Mosa, Sambre y Haine. Área propicia para la agricultura donde se asientan algunas de las ciudades más importantes del país. Más hacia el E encontramos la baja planicie arbolada de Condroz, que constituye la transición hacia la Bélgica alta, donde se alza el macizo de las Ardenas. Aquí se encuentra la altura máxima del país (Botrange, 694 m), que domina un paisaje accidentado, con profundos valles donde se abren paso los ríos y abundan los bosques. Clima marcadamente oceánico. Abundantes nieblas y precipitaciones, que son de nieve en las Ardenas. El bosque (robles, abetos, hayas, en las Ardenas; álamos y sauces, en el litoral) ocupa escasamente un 20% del territorio, disminuyendo hacia la costa. Bélgica tiene dos cuencas hidrográficas principales: la del río Mosa, al S, y la del Escalda, al N. Si bien ambos ríos nacen en Francia y desembocan en los Países Bajos, la mayor parte de su curso se localiza en el territorio belga; únicamente el pequeño Yser es totalmente belga. La navegación fluvial constituye un importante medio de comunicación. País densamente poblado, sobre su territorio se asienta una población de unos diez millones de habitantes, lo que significa una densidad de 330 h/km2, aprox. Su crecimiento demográfico se inició ya en el s. XIX, tras la independencia, y muy ligado a la prosperidad económica del país. A excepción del período de entreguerras, el contingente de población estuvo en continuo aumento hasta la década de 1970. Desde la Edad Media, Bélgica se ha caracterizado por una fuerte y arraigada tradición urbanística, derivada de la vocación artesanal, industrial y comercial de sus habitantes. Resulta difícil diferenciar los medios rural y urbano, fuera de las Ardenas y el Kempen (NE del país), por la gran cantidad de pueblos y ciudades existentes. Destacan la región autónoma y aglomeración urbana de Bruselas y Amberes, seguidas de Gante, Lieja y Charleroi, con alrededor de 200 000 h, así como también Anderlecht, Brujas, Lovaina, Namur y Schaerberk, ciudades que se aproximan a los 100 000 h. En Bélgica conviven tres comunidades lingüísticas: la valona o francófona, la flamenca o neerlandófona, y la germana. Las dos primeras, junto con la región bilingüe de Bruselas, han comportado la división del país, desde 1987, en tres regiones autónomas en proceso de federalización; en cuanto a la región germanófona del límite oriental belga, pertenece a la región autónoma valona. Bélgica es un país económicamente muy desarrollado, con un fuerte peso del sector servicios (comercio internacional) y la industria. La falta de recursos naturales propios hace necesaria su importación, con el consiguiente impacto negativo en la balanza de pagos y la excesiva dependencia de los mercados internacionales. La agricultura ocupa sólo un 2% de la población activa, aunque se trata de cultivos con alta productividad y mecanización (tubérculos, remolacha azucarera, lino, trigo, cebada y otros cereales, horticultura y flores). Cabaña bovina y porcina. Bélgica fue el primer país continental donde se desarrolló la Revolución Industrial. La industria textil y artesanal de armas y encajes son otras de las bases sobre las que se fue desarrollando la moderna industria belga, siendo ahora este sector, junto con el comercio, los dos principales pilares de su economía. Cabe destacar también la industria de la construcción, la mecánica y la química. Las excelentes comunicaciones viarias, ferroviarias, fluviales y marítimas contribuyen al desarrollo económico de Bélgica, que cuenta con uno de los principales puertos de Europa, Amberes, y en menor medida, Gante. Bruselas refuerza su papel administrativo y de servicios como una de las capitales de la UE (Unión Europea).
► HISTORIA Inicialmente habitado por celtas, a los que sucedieron germanos y romanos. El Imperio romano estableció en esta zona el limes, frontera entre los pueblos latinos y los germánicos. Incorporado por Carlomagno a su imperio, una vez que éste se disgregó, la región meridional de los Países Bajos quedó en poder de su heredero Lotario y recibió la denominación de Baja Lotaringia. El conjunto de los Países Bajos fue protagonista de la gran expansión económica de la Alta Edad Media, ligada a la consolidación del régimen señorial. Estas tierras del NO de Europa desarrollaron la agricultura más avanzada del continente: fueron pioneros en la explotación de tierras comunales, la ganadería, los cultivos especializados, la rotación trienal de cultivos y la incorporación del caballo y el hierro a las técnicas agrícolas. Como consecuencia del desarrollo de la agricultura, el campo pudo sostener una importante población urbana que pronto emprendió otras actividades económicas: la industria y el comercio. Se desarrollaron nuevas técnicas, como el telar flamand, y la división del trabajo en los talleres, al tiempo que se monopolizaban las relaciones mercantiles a través del Báltico y de las vías de comunicación entre el N y el S de Europa. Amberes se convirtió en base financiera mundial, desarrollando sistemas como la letra de cambio al portador, los seguros marítimos o el mercado a término. Con todo ello, Bélgica dominó el capitalismo comercial europeo entre 1450 y 1750, aunque sufrió algunas crisis en los ss. XV y XVI, debido a la creciente competencia inglesa. La crisis definitiva se produjo en el s. XVII, cuando los Países Bajos del S eran gobernados por los favoritos del rey español Felipe II; la política de este monarca, de continuo enfrentamiento con Francia, tuvo a Bélgica como campo de batalla y arruinó su economía. Amberes cedió su papel a Amsterdam. Sólo el apoyo inglés libró al país de ser anexionado a Francia. En el s. XVIII se produjo una nueva insurrección contra el dominio del emperador austríaco, a quien habían correspondido los Países Bajos tras el reparto realizado al concluir las guerras de sucesión de España y Austria y las guerras de religión causadas por la expansión de la Reforma protestante. La sublevación de 1789, conocida como la Revolución Brabanzona, se asentaba en los mismos principios que la Revolución Francesa y proclamó los Estados Belgas Unitarios, luego incorporados a Francia por Napoleón. Derrotado éste, en el Congreso de Viena se creó el Reino de los Países Bajos, que reunió de nuevo a Holanda, Bélgica y Luxemburgo. Pero en aquel momento las diferencias entre el N y el S de los Países Bajos eran insalvables, especialmente en cuanto a la organización de la economía. Bélgica, al abandonar el capitalismo comercial, comenzó una protoindustrialización, considerada la Primera Revolución Industrial del continente, para lo cual necesitaba leyes proteccionistas, en tanto que Holanda, convertida en gran potencia colonial, imponía una legislación librecambista. En 1830 estalló la insurrección, que unió a católicos y liberales y consiguió el reconocimiento de la independencia de Bélgica. El nuevo Estado se organizó como una monarquía constitucional bajo el cetro de Leopoldo I, y recibió el reconocimiento de Inglaterra. En los años siguientes, sin embargo, la sociedad belga quedó dividida por diversas razones: la oposición entre flamencos y valones, la oposición entre los intereses agrarios y los industriales, y la oposición entre conservadores y progresistas. En ese marco surgieron los partidos políticos modernos: en 1846 el liberal y en 1884 el católico. Desde entonces, los católicos, que desde 1945 se denominan Partido Social Cristiano, han estado presentes en los diferentes gobiernos. En 1907, el Congo pasó a ser colonia belga. Con la implantación en 1919 del sufragio universal se abrió un período que aún dura, en el que ningún partido ha alcanzado la mayoría suficiente para gobernar en solitario. De este modo se han sucedido los gobiernos de coalición entre católicos y liberales o católicos y socialistas (Partido Obrero de Bélgica, desde 1945, Partido Socialista Belga y Partido Reformador Liberal). Después de la Primera Guerra Mundial, se coaligaron los tres partidos para reconstruir el país. Ante la crisis de la década de 1930, que disparó los índices de paro, el líder socialista Henri Man diseñó un plan de trabajo que potenciaba el sector público de la economía y extendía la legislación social. Bélgica obtuvo la cesión de algunos territorios que habían pertenecido a Alemania, que perdió en el proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial. La crisis de entreguerras exacerbó ideologías y sentimientos, repartidos entre comunistas y fascistas. El estallido de la Segunda Guerra Mundial supuso una nueva invasión del país, lo que puso fin a la conflictividad social y política. Restaurada la independencia, se cuestionó firmemente la actitud que había tomado durante el conflicto el rey Leopoldo III. En 1950 Leopoldo III se sometió a un plebiscito, que le fue favorable pero no acalló a los descontentos. Leopoldo abdicó en su hijo Balduino, al que sucedió su hermano Alberto en 1993. El gobierno, tras las elecciones de 1995, estuvo presidido por Jean-Luc Dehahene, del Partido de los Democristianos Flamencos (CVP). En los últimos años se ha dado en Bélgica una radicalización del problema de la convivencia entre las dos principales comunidades lingüístico-culturales que comparten el país. Flamencos y valones han distanciado sus posturas en lo que respecta a la organización territorial del Estado, lo cual ha desembocado en una reforma en la que los límites lingüístico-territoriales se han convertido en fronteras de 3 estados federados: Flandes (flamencos), Valonia (francófonos) y Bruselas, ya que la capital constituye un enclave francófono en territorio flamenco. Después de las elecciones de 1999, se produjo un pacto entre liberales, socialistas y verdes que desalojó del poder a los democratacristianos tras 40 años de gobierno ininterrumpido del país (Guy Verhofstadt fue nombrado primer ministro y reelegido en 2003).
► BELLAS ARTES Hasta la creación del Estado belga en 1830 no puede hablarse de literatura nacional ni de producción artística propia, integrada hasta entonces en el arte flamenco o en las tradiciones comunes a todos los Países Bajos. En 1880 se inició un movimiento literario franco-belga, de corte romántico, que agrupó a diversos autores valones (Octave Pirimez, Charles de Coster). Camille Lemmonier inició la renovación de la prosa, que tuvo su apogeo en la novela naturalista de temática regional. En el s. XX decae la poesía y cobra gran interés el cultivo del género fantástico, sobresaliendo los novelistas Charles Phisnier, André Baillon y Georges Simenon. En teatro destaca, por su notable simbolismo, el escritor flamenco en lengua francesa Maurice Maeterlinck. En torno de la Corte de Malinas, en el s. XVI, se desarrolló la Edad de Oro de la pintura flamenca; los maestros flamencos conservaron las innovaciones técnicas transmitidas por Van Eyck y Van der Weyden, y asimilaron los elementos formales del Renacimiento italiano. En pintura han destacado El Bosco (s. XVI) y el paisajismo de L. Leyden y P. Brueghel (s. XVII). El arte surrealista está representado por Paul Delvaux y René Magritte. En arquitectura, después del modernismo impulsado por Victor Horta y Henri van der Velde, tras la Segunda Guerra Mundial se impusieron las ideas de Le Corbusier y la Bauhaus.
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IAntiguo país ubicado en el nordeste de Galia.
Una de las regiones administrativas en las que Augusto dividió la Galia, se extendía entre los ríos Sena y Rin, incluida la actual Benelux. Su capital era Durocortorum Remorum (actual Reims). Parte de la región se transformó en Germania Inferior y Germania Superior, bajo Domiciano, y más tarde, bajo Diocleciano, el resto fue dividido en Belgica Prima y Belgica Secunda. En el s. V AD, Bélgica fue absorbida por los francos. See also Bélgica.
II
ofic. Reino de Bélgica
País de Europa noroccidental.
Superficie: 30.528 km2 (11.787 mi2). Población (est. 2002): 10.280.000 hab. Capital: Bruselas. La población está compuesta principalmente por flamencos y valones. Los flamencos, que constituyen más de la mitad de la población, hablan flamenco (neerlandés) y viven en la mitad septentrional del país; los valones, que comprenden cerca de un tercio de la población, hablan francés y habitan la mitad meridional. Idiomas: neerlandés, francés y alemán (todos oficiales). Religiones: católica (90%), Islam y protestante. Moneda: euro. Bélgica puede dividirse en varias regiones geográficas. La del sudeste está constituida por las tierras altas del bosque de Ardenas, que se extiende al sur del valle del río Mosa y que incluye el punto más alto del país, el monte Botrange (694 m [2.277 pies]). La región central del territorio es fértil y está cruzada por afluentes del río Escalda. La baja Bélgica comprende la planicie de Flandes, en el noroeste, con sus numerosos canales. El Flandes marítimo limita con el mar del Norte y tiene una próspera agricultura; el principal puerto del mar del Norte es Oostende, pero Amberes (Anvers en francés; Antwerpen, en flamenco) tiene mucho más tráfico, por estar cerca de la desembocadura del Escalda. Bélgica posee escasos recursos naturales, razón por la cual la industria manufacturera, basada en materias primas importadas, desempeña un papel importante en la economía y el país está hoy altamente industrializado. Es una monarquía con un parlamento bicameral; el jefe de Estado es el monarca y el jefe de Gobierno, el primer ministro. Habitada en tiempos antiguos por los belgae, pueblo celta, la región fue conquistada por Julio César en 57 BC; bajo el régimen de Augusto pasó a ser la provincia romana de Bélgica. Conquistada por los francos, más tarde se disgregó en territorios semiindependientes, como Brabante y Luxemburgo. A fines del s. XV, los territorios de los Países Bajos, de los cuales era parte la futura Bélgica, se fueron unificando en forma gradual y pasaron a manos de la dinastía Habsburgo. En el s. XVI fue un centro importante para el comercio europeo. El origen de la moderna Bélgica se encuentra en las provincias católicas del sur, que se separaron de las provincias septentrionales después de la Unión de Utrecht en 1579 (ver Países Bajos). Invadida por los franceses e incorporada a Francia en 1801, la región se reunificó con Holanda, y con ella se transformó en el reino independiente de los Países Bajos en 1815. Después de la revuelta de sus ciudadanos en 1830, surgió el reino independiente de Bélgica. Bajo Leopoldo II, adquirió vastos territorios en África. Invadida por los alemanes en la primera y segunda guerras mundiales, fue escenario de la campaña de las Ardenas (1944–45). Las discordias internas llevaron a que en las décadas de 1970 y 1980 se aprobara la legislación que creó tres regiones casi autónomas, concordantes con la distribución lingüística: Flandes de habla flamenca, Valonia de habla francesa y la bilingüe Bruselas. En 1993 se transformó en una federación que comprende tres regiones, la cual obtuvo mayor autonomía a comienzos del s. XXI. Es miembro de la Unión Europea.
El Atomium, monumento conmemorativo de la industria atómica, uno de los símbolos de ...
Archivo Edit. Santiago
Enciclopedia Universal. 2012.